lunes, 9 de febrero de 2009

Colesterol y corazón.


El colesterol es un lípido que pertenece al grupo de los esteroles. Se encuentra en los tejidos corporales y en el plasma sanguíneo. Se desplaza por la sangre en partículas denominadas lipoproteínas, que en nuestro organismo son de tres tipos:

a) LDL (lipoproteínas de baja densidad): favorecen los trastornos cardiovasculares.


b) HDL (lipoproteínas de alta densidad): tienen efecto protector.


c) VLDL (lipoproteínas de muy baja densidad).



La principal consecuencia del exceso de colesterol en sangre es el desarrollo de enfermedades coronarias. Estudios revelan que estas enfermedades coronarias son más frecuentes en las poblaciones cuya alimentación es rica en grasas saturadas y colesterol, mientras que en países como Japón y China, cuya dieta es pobre en colesterol-LDL, la tasa de enfermedades coronarias es baja.

El colesterol, ligado a otras partículas, obstruye total o parcialmente los vasos de las arterias provocando una falta de riego. Si la falta de riego se localiza en las arterias coronarias que irrigan el corazón se puede producir una angina de pecho o un infarto de miocardio.

Ante un problema cardiovascular es imprescindible modificar los hábitos que puedan aumentar los niveles de colesterol. Estos cambios se basan en una dieta pobre en grasas saturadas, dejar de fumar, practicar ejercicio físico y llevar a cabo un control sobre la presión arterial.

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